abril 22, 2008

Sazen y Facticidad II

El “estado de no confrontación” no es una parálisis improductiva del cuerpo, sino la recuperación de una condición primigenia de la comprensión de un mundo sin objetos y sin sujetos. Como modo-de-ser-en-el-mundo, el sazen implica una aperturidad limpia de significaciones, purificada de signos y vacía de ego trascendental (sin yo soy, sin yo pienso- porque justo ni se es ni se piensa nada). En el sazen, la sensocorporeidad así expresada, no se representa el mundo ni se contemplan sus representaciones a la manera de hace una análisis o un modelo, sino que se habita en la nada, aún carente de palabra. Cuando se sale de esta posición se sale al encuentro del mundo para un yo, en el que se hace la comprensión de “un yo que no es un yo” y en el que acontece la comprensión del mundo de una manera renovada y diferente. “Para la persona que se levanta del sazen todas las cosas que se confrontan con el sujeto y todas las cosas que se confrontan por el sujeto son –para decirlo en términos budistas- budas, bodhisattvas y seres vivientes”

abril 20, 2008

Zasen y facticidad I

Con Ueda, la escuela de Kyoto distingue cuatro posturas básicas del cuerpo: caminar, estar de pie, sentarse y yacer. Y, al contrario que en Occidente, no es la postura erguida que me encara al mundo la que recibe un trato relevante, sino la de estar sentado. En el budismo el estar sentado refleja una actitud fundamental ante el mundo, un camino del pensar concreto en el hacer fáctico. La tradicional postura de estar sentado con las piernas dobladas, en posición de loto, se le denomina zasen. El sentarse de esta manera (zasen) combina tensión (seiza) y relajación (agura) como una expresión de un modo de ser –y nunca de un mero sentarse cultural- de cara a un encuentro con la nada. Estar sentado en una relajada tensión deliberada implica no hacer nada con las manos ni piernas, pero sobre todo elimina la necesidad de hacer algo desde la “superioridad” de un “animal racional” erguido. En el estar sentado del sazen no cuenta tanto el decidir no hacer nada, como la verdadera incapacidad de hacerlo fácticamente. En todo caso se podría hablar de la deliberada decisión de imposibilitar el hacer algo: hacer nada. Hacer acontecer la nada, desde la facticidad sensocorporal y no desde la especulación abstracta. Ueda puntualiza: “Los ojos, aunque permanezcan abiertos, no miran nada en particular, simplemente están abiertos a una apertura luminosa, una apertura que no pertenece a la clase de apertura en la que el yo es el centro. Cuando estamos en pie, también estamos abiertos al mundo, pero se trata de una apertura centrada inevitablemente en el yo y, por tanto, limitada al yo. En cambio, al estar sentado con las manos y las piernas inmóviles, sin mirar nada en particular, estando meramente en presencia de la luminosidad, no se es el centro sino que, sencillamente, se está abierto a la apertura infinita. Puede que nos parezca un estado ensimismado pero, en realidad, es mucho más significativo que eso: es un estado de no confrontación, en el cual ninguna cosa es considerada como un objeto(Ueda).

abril 16, 2008

Bateson (III)

La ciencia no prueba nada

A diferencia de las conocidas formulaciones popperianas, Bateson piensa que, efectivamente, a veces la ciencia mejora las hipótesis y a veces las refuta, "pero probarlas es otra cuestión, y esto tal vez no se produzca jamás salvo en el reino de la tautología totalmente abstracta" (Bateson) La ciencia indaga, construye, propone, sistematiza, explica, nos invita a la comprensión de los fenómenos, pero en definitiva no prueba nada. Pudiera parecer esta una afirmación fuerte, pero se nos borra esa impresión una vez que meditamos que los modelos de explicación científica, el diseño de experimentos, el uso de técnicas y la aplicación de las matemáticas, no hacen sino reconstruir los efectos pero no las causas de los fenómenos. Schrödinger hace una afirmación al respecto que viene al caso con lo anterior, al preguntarse ¿cuál es el valor de la ciencia natural?, señala : "su objetivo, alcance y valor son los mismos que los de cualquier otra rama del saber humano. Pero ninguna de ellas por sí sola tiene ningún alcance o valor si no van unidas" y más adelante puntualiza que "la cuestión candente es dónde y adónde; lo único que podemos observar es nuestro entorno presente. Por ello nos esforzamos en averiguar lo más posible. Eso es la ciencia, aprendizaje, saber; esa es la verdadera fuente de todo el esfuerzo espiritual del hombre"

abril 15, 2008

Bateson (II)

El pensamiento de Bateson es, efectivamente, una pauta necesaria que contribuye al esclarecimiento de cómo se produce nuestro conocimiento, nuestra percepción, nuestras relaciones y, en fin, la vida. Quisiéramos a continuación ennumerar algunas de las ideas más significativas del pensamiento de Bateson alrededor del concepto de diferencia, con la única pretensión de acercarnos a sus formulaciones generales, para después enfatizar algunos aspectos de las mismas.


La diferencia

Los datos que obtenemos de nuestras experiencias en el mundo son tales gracias a la diferencia. Las diferencias entre cosas en el mundo es lo que nos permite hacer caracterizaciones. No caracterizamos para diferenciar, sino que gracias a que diferenciamos podemos caracterizar. Desde la caracterización podemos nombrar: aparece la palabra. De las diferencias ya caracterizadas - apalabradas- elaboramos nuestros sistemas de ideas. Las caracterizaciones que adquirimos de las diferencias existen en un contexto de relaciones. Abstraemos cosas aisladas de esas relaciones, "abstraemos partiendo de relaciones y de experiencias de interacción para crear "objetos" y para dotarlos de características" (Bateson). Cierto es que para diferenciar necesitamos, al menos, dos entidades. La diferencia entre esas dos entidades produce una noticia. Una noticia de diferencia. "Para producir información, vale decir, noticias acerca de una diferencia, debe haber dos entidades (reales o imaginarias) tales que la diferencia entre ambas pueda ser inmanente a su relación mutua" ( Bateson). La notificación de diferencias es lo que se transmite del territorio al mapa. El mapa registra las diferencias del territorio (el empleo que de los conceptos mapa y territorio hace Bateson, se los debe a Korzybski). Lo que permanece en el mapa son las diferencias, que al ser codificadas y clasificadas en una red de relaciones, se convertirán en información. Si en el territorio no hubiera diferencias no habría nada que notificar y, por ende, no habría mapa - conceptos, ideas, palabras -. La diferencia entre dos cosas no está ni en la una ni en la otra, sino en el "entre" que las relaciona. El "entre" es de carácter temporal, "pero ese tiempo no es un tiempo que pertenezca a las cosas, sino nuestro tiempo" (Bateson). Una relación es un producto de doble descripción, así por ejemplo una relación interpersonal, siempre precede al individuo.

abril 13, 2008

Bateson (I)

Capra refiere el siguiente acontecimiento en el funeral del propio Bateson: "un numeroso grupo formado por sus parientes, amigos y miembros de la comunidad de Esalen estaban sentados sobre un círculo sobre el césped que domina el océano, con un pequeño altar en el centro del mismo, donde se habían depositado las cenizas de Bateson, su fotografía y abundantes flores frescas. Durante la ceremonia el aire estuvo impregnado por el ruido de los niños que jugaban, los perros, los pájaros y otros animales, con las olas del océano en el fondo, como para recordarnos la unicidad de toda la vida. La ceremonia se desarrollo sin ningún plan ni programa aparente. Nadie parecía dirigirla y, no obstante, todo el mundo sabía cómo contribuir a la misma: un sistema autoorganizador" Después de algunos oradores, en su turno, Capra expresó que el pensamiento de Bateson ejercería un impacto fuerte en el pensamiento científico del porvenir : "como todos sabemos una de las frases predilectas de Gregory era la pauta que conecta. Estoy convencido que de que el propio Gregory se ha convertido en dicha pauta"

abril 09, 2008

Enseñar Filosofía? ( VII y último)

La filosofía entendida como un camino del pensar, hace que el pensamiento mismo se convierta en una decisión que se ilumina desde una elección. No es lo mismo elegir que decidir, pues a veces se elige sin decisión (habladurías), en cambio no se pueden tomar verdaderas decisiones si no hay elección previa, incluso cuando parece que una situación dada es un callejón sin salida y no tenemos elección ante ella. El pensar (la filosofía) vuelve clara una elección para que se tome una decisión. Escuchar y atender en silencio son cuestiones inherentes a la toma de decisiones. La filosofía nos muestra qué debemos elegir para decidir ante situaciones en que nos pone la vida misma. La filosofía nos muestra caminos para discernir, ante posibilidades a elegir, para tomar una decisión y hacerse cargo de sus consecuencias. Esas consecuencias de las decisiones conforman caminos que se hacen al andar, fuera de la indecisión que provoca las comodidades de la relativización del conocimiento. La consecuencia de creer que “todo es relativo” es la indecisión, la falta de camino y por ello la ausencia del pensar. Otra tarea del pensar la constituye la distancia, que reclama libertad, entre el poder y el pensamiento. Distancia ante el poder del Estado, al poder mediático, al poder institucional e institucionalizante (como el que ha hecho creer que la filosofía en una disciplina entre otras, que se enseña junto a otras y como otras). Se trata –dice Badiou- de “medir esa distancia y saber si podemos franquerla o no”. Una tercera tarea concreta, un tercer camino posible, es saber distinguir estados de excepción en la vida. Un estado de excepción es un acontecimiento concreto de ruptura con lo ordinario. La línea es delgada y sutil: se trata de distinguir en lo ordinario aquello que de suyo es extraordinario. Lo extraordinario de la vida ocurre cuando la tradición es ruptura y hay entonces una verdadera “tradición de ruptura” (Paz), sin necesidad de vanguardias. A ello conduce el camino del pensar y también por eso no pierde suelo, pues parte de lo ordinario que se rompe, que se hace estallar en una situación de vida concretísima dada. Badiou piensa que en el momento en que la filosofía es algo que tiene importancia para la vida es cuando resulta ser algo más que una disciplina académica.

abril 07, 2008

Enseñar Filosofía? (VI)

Decir caminos del pensar no implica una simple sustitución de la idea de escuelas, autores o problemas de la filosofía. Aún cuando sea inevitable llamar a un grupo de autores “escuela”, no es en referencia a una postura entre otras, sino a una denominación que persigue aclarar el sentido último de la filosofía en la ruta que busca mostrárnosla como caminos del pensar. ¿Cuál puede ser ese sentido último de la filosofía? ¿En qué tipo de cuestiones vitales debemos procurar su captura? Pensar implica, ya siempre, abrir(se) un camino. El camino no se aprende por enseñanza, sino en el caminar mismo. A caminar no se aprende por manual, sino por los azares del camino al andar. Caminos de pensar quiere decir que no se puede pensar sino caminando. A caminar uno aprende, sin que lo enseñen. Quizá se nos señale el camino, pero el caminar es efecto de uno mismo. Lo mismo ocurre con el pensar, se pueden enseñar caminos, pero no se puede aprender más que caminando. Los caminos del pensar se enseñan, pero no se aprenden. Sólo se aprende haciendo camino, pero el camino del aprendizaje no lo constituyen escuelas, autores ni problemas. El camino del aprendizaje lo constituye el camino mismo. No obstante, creemos, junto a Badiou, que hay cuestiones vitales que invitan a hacer camino al andar (Machado), que invitan de manera profundamente vivencial a ensayar rutas que sacien en la filosofía sus respuestas.

abril 04, 2008

Enseñar Filosofía? (V)

A la filosofía, pese a las apariencias, no la marcan los cánones griegos. Si para apropiarnos del pensamiento filosófico debemos centrarnos en el pensamiento mismo, entonces se podría llamar a la filosofía, simple y llanamente, pensamiento. Pero como no hay un solo pensamiento, es conveniente hablar de pluralidad de pensamientos: caminos de pensamiento. Caminos del pensar. Los caminos del pensar son más vastos y remotos que los que sólo se sitúan en torno a la Hélade. Y aún dentro de la Hélade la variedad es notable y no necesariamente continua. Los filósofos presocráticos así lo testimonian. Y así lo hace evidente la Escuela de Kyoto, también.