abril 07, 2008
Enseñar Filosofía? (VI)
Decir caminos del pensar no implica una simple sustitución de la idea de escuelas, autores o problemas de la filosofía. Aún cuando sea inevitable llamar a un grupo de autores “escuela”, no es en referencia a una postura entre otras, sino a una denominación que persigue aclarar el sentido último de la filosofía en la ruta que busca mostrárnosla como caminos del pensar. ¿Cuál puede ser ese sentido último de la filosofía? ¿En qué tipo de cuestiones vitales debemos procurar su captura? Pensar implica, ya siempre, abrir(se) un camino. El camino no se aprende por enseñanza, sino en el caminar mismo. A caminar no se aprende por manual, sino por los azares del camino al andar. Caminos de pensar quiere decir que no se puede pensar sino caminando. A caminar uno aprende, sin que lo enseñen. Quizá se nos señale el camino, pero el caminar es efecto de uno mismo. Lo mismo ocurre con el pensar, se pueden enseñar caminos, pero no se puede aprender más que caminando. Los caminos del pensar se enseñan, pero no se aprenden. Sólo se aprende haciendo camino, pero el camino del aprendizaje no lo constituyen escuelas, autores ni problemas. El camino del aprendizaje lo constituye el camino mismo. No obstante, creemos, junto a Badiou, que hay cuestiones vitales que invitan a hacer camino al andar (Machado), que invitan de manera profundamente vivencial a ensayar rutas que sacien en la filosofía sus respuestas.
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