agosto 19, 2008

Instantáneas I

San Ignacio de Loyola decía: “nuestros sentimientos son exacerbados más por las cosas que se ven que por las que se oyen”. Hablando de espiritualidad cristiana se trataba de hacer evidente la identificación del practicante con su objeto de contemplación y ello a pesar de que la época indicaba una vuelta a las letras, a la biblia de Lutero y Calvino. Ver imágenes pretendía garantizar la legitimidad de un arte y una espiritualidad al asociarlas a palabras y nociones abstractas, difíciles de imaginar, precisamente difíciles de imaginar. Siglos más tarde lo mismo ocurriría con los modelos científicos que explican nociones abstractas: fuerza, conservación, energía, gravitación, oxigeno, molécula, partícula, onda, etc., y, después: indeterminación, incompletud, incertidumbre. ¿cómo imaginar eso? ¿cómo hacerlo imagen? Parece que la otrora confianza de Ignacio de Loyola en que las imágenes garantizarían una identidad entre lo concebido (y conceptualizado) y lo visto, entre la palabra y su re-presentación, vuelven a tener presencia significativa en la modernidad científica. Sin duda, también, en la publicidad contemporánea.