diciembre 22, 2010

No voy

Dos días y el hijo
se auto-otorga, ya
muerto: vuelve.

Mis viejas plumas
ya no están disponibles,
ni mi encerrada navaja
preferida que, otrora, una
sola vez empuñé.

Tenzin Gaytso acaricia
a su perro lanudo y así,
en la imagen, la compasión
se asoma nítida. Voy hacia
los míos sin tanta dicha, pero
con-pasión renovada.

El poeta de Vietnam
ha escrito más de setenta
y cinco libros. Me llama.
No siempre voy, las más de la veces
no voy. Ahora quiero ir,
pero no voy.

septiembre 03, 2010

Borgesiana (escrito en 1994 y que recientemente recuperé de un viejo soporte)

BREVE BORGESIANA EN DISEMINACIÓN



Por: Marco A. Millán

(17-agosto-1994)


Pasear por donde Borges dejó huella, es encaminarse sin rumbo fijo hacia un destino inacabado: el asombro. De nueva cuenta tomo el grueso volumen de obras completas del argentino (" ser argentino es un acto de fe") y el universo de la biblioteca de Babel se despliega como un abanico de incesantes imágenes: minotauros, espadas, atardeceres, laberintos, tigres, griegos y cuchilleros... y más, en un verdadero "aleph", que se multiplica en sí mismo.

Andando la borgesiana creación, me encuentro con lo que tal vez sea una de esas extraños sucesos de Tlön, que súbitamente aparecen en la tierra y se materializan, a veces en objetos, a veces en palabras:

LA META ES EL OLVIDO

YO HE LLEGADO ANTES

¿Qué quieren decir estos versos dedicados "a un poeta menor"?

No parecen raros o extraños, no lo son a simple vista. Son palabras.

¿Qué hay detrás de ellas? Qué tal si intentamos abrir una brecha que disemine los sentidos, algo que colinde con la crítica desconstructiva. No buscar, claro está, lo que quiso decir el autor, sino poner en "evidencia" a la poesía como metáfora de la metáfora. No una simple metáfora, pues cualquier palabra, la que sea, lo es. La poesía es un "peligro" para el lenguaje: lo sublima.

El viejo Borges en un breve poema, apenas dos versos para su prodigiosa memoria:

LA META ES EL OLVIDO

YO HE LLEGADO ANTES

En apariencia, los versos son literalmente claros, inteligibles, pues tenemos un significado más o menos común para cada una de las palabras que los forman, pero la semántica no basta. Inclinarnos por el sentido literal es una simpleza o, por lo menos, un descuido interpretativo. Sería como exponernos al "abrigo del sol" y contemplar una realidad deslumbrante, pero a sabiendas que tal cantidad de luz puede producir ceguera, si la miramos de frente...en un sentido literal.

La poesía de este poema, va más allá, sus sentidos pueden ser múltiples, tantos que ni el propio Borges sabría lo que quiso decir: sería demasiado claro. Por eso, hay que desplazar hacia lo oscuro el sentido evidente de lo literal, y al hacerlo, formar un claroscuro, una lectura de los márgenes y al margen.

Decir que estos versos pertenecen al libro de "la rosa profunda" del año 1975, bajo el nombre de "Quince monedas", no serviría de mucho, pues los datos sólo sirven para contextualizar y la poesía sirve exactamente para lo contrario. El juego claroscuro es una constante descontextualización.

Borges titula estos versos de las " quince monedas”: a un poeta menor, y aunque ciertamente al escritor le frecuentaba la idea de que un poeta menor no soportaría el enjuiciamiento de su obra por el tiempo y, por tanto, nunca tendría notoriedad, no parece que este sea el único sentido del poema, sería demasiado poco. A mi parecer aquí hay algo más, algo que se sumerge en "esa escritura secreta que defiende el arte poético del indiscreto examen del vulgo". En el interior de "esa escritura", Borges acumula su estilo, un estilo que -como dice Derrida- también es un espolón que rasga los velos de los sistemas binarios: ni esto, ni aquello.

Citemos nuevamente los versos:

LA META ES EL OLVIDO

YO HE LLEGADO ANTES

¿Qué es el olvido? ¿Puede el olvido ser una meta? ¿De qué? ¿De quién? No nos engañemos queriendo definir lo qué es el olvido, y propongamos conducir a éste a la cuestión del ser, de la presencia, entrando así a los márgenes de lo no dicho, de la intertextualidad de los versos. La gramatología ha dejado algunas señales.

El olvido del ser-presencia en un lugar, en una meta... el olvido de este ser-presencia como meta, una amnesia de lo paradigmático en que se ocultan los sentidos del pensar racionalizado, una " solicitación" metafísica.

La meta del poeta deviene, a través de un estilo, en un espolón que desgarra los velos que no nos permiten comprender el olvido fuera de la presencia, pero que ahora lo abre para desenmascarar al ser como el artífice del sentido y no como su dueño o padre. El poeta-presencia es sólo el medio, la herramienta, pero no el poseedor universal del sentido del texto. Por eso no brilla, ni resplandece. Ocurre al margen. De ahí, que la poesía sea metáfora de la metáfora que abre, que introduce, en un doble movimiento, hacia afuera y hacia adentro, los sentidos, con-sintiendo los sin-sentidos... por ejemplo, los de un viejo argentino caminando, pausado, del brazo de su secretaria, haciendo a un lado, con el bastón preferido, a la realidad que " instaura el ser con su presencia ".

¿A qué lugar se puede llegar antes? ¿Y antes de quien? El lugar: las remotas regiones de alguno de los hemisferios (boreal o austral) de Uqbar, simbolizando la meta, es decir, el olvido del ser, del ser que llega antes al lugar para abrir el espacio a lo no-dicho... el ser que se personifica en poeta, que llega, que está aquí para recordarnos, desde la poesía, que "el centro está en todas partes". Explosión de implosiones.

El grueso volumen se vuelve ingrávido y tiembla en el aire. Va a estallar y con él la creación de los que arriban antes a la meta... Los sentidos se diseminan. Borges a lo lejos, nos sonríe, toma su báculo y da media vuelta.

agosto 23, 2010

Ella I

Ella:
la última.

La del ya-no-más.
La del aún-no.

La última:
la advenidera.
La que guarda el canto de los secretos.
Los secretos de lo sencillo
de lo puro,
de la pureza.

La última:
la de magnánima alma,
la de magnánima dureza.

La que apura el trago soberano
de las desdichas, la que mira y exclama,
otra vez,
por el perdón de los pecados,
de los que siguen
sin saber
lo que hacen.

La última:
la primera pasajera
del país del perdón.

La que advierte,
sin ser advertida,
del amor como causa
del odio.

La última: auténtica,
única,
parousía.

Voz que llama
en la resurrección
de los justos.

Parousía=última=huella

Advenimiento: advertencia primera.

Casa última,
causa íntima,
nuestra casa.

Casa de huerto,
del fruto,
de la divinidad perdida.
Ella, siempre llena de gracia.

Oración por venir,
oración del último día,
oración de la última huella,
del último paso
y la última invitada: ella.