julio 27, 2013

Matoaka

Atrevida princesa
vienes desde Werowocomoco
a consentir, desde aquellas
colinas, la puesta del sol
en los días, la
noche en tu cabello.

Powhatan consiente -Arkansas,
Tlatelolco- y todo lugar es
horizonte trazado
por tus miradas, todo
es línea en las colinas, altura
de rocas y savia, espuma
de tu aliento.

Vuelas libre, libre
brincas y viertes cataratas,
ojos de agua y ríos
rápidos, círculos
del águila real, bosques
que nieblas para aperturar
en ellos el claro. Sed
de azul, verde y
magenta. Oscureces
la noche, bebes en el pozo
del azar y recreas el destino
amoroso de la pradera
y el sabio vuelo
de la noble águila.

Princesa Matoaka,
constante y licenciosa,
tu sonrisa de obsidiana
mece el mar
y acaece su clamor de
inmensidad.