febrero 05, 2009

Encuentro a un poeta menor que con toda justicia cumple el dictum de Borges: la meta es el olvido yo he llegado antes. Parece que tal autor desconocido tenía alguna pretensión de elaborar haikús o algo parecido, pero en todo caso malogrado. Unas muestras:

Ya sin desafíos
vida extaviada en el
éter del fuego.

Como si fueras
poseedora del rayo
cesas de llover.

Asimismo el poeta menor parece, en un momento dado, obsesionado con algunos ojos verdes que torpemente refleja asi:

El tiempo
en el otro huerto
de los olivos
se petrifica sin rezo
sin dios
sin traición.

Luego el tipo se pone místico (falsamente místico):

La oración
en el huerto de los olvidos
quedó innecesaria
La puerta del huerto
abre a la memoria
un nuevo rezo
de una buena luz
Otro evangelio
alli se dicta.

No cabe duda que las pretensiones de decir algo poéticamente se han prostituido hasta rayar en lo ridículo. La poesía no necesita de estos poetas menores insufribles.

4 comentarios:

Claudia Altamirano dijo...

Me gustan más los blogs que hi5, así que te escribo aqui.
Por alguna razón que aun no me queda clara, me he acordado de ti últimamente, asi que paso a saludar.

Espero que todo esté bien en tu pedazo del mundo.

Abrazos.

Marco Antonio Millán dijo...

Hola Claudia...propongo conversar un día de estos...saludos¡¡¡

Hector Fragoso dijo...

¿y cómo se llama el autor?

me imagino que ha de ser uno conocido para ser tratado con severidad. si bien es cierto que la poesía no necesita de este tipo de autores, considero que también son necesarios estos, para invitar por lo menos al diálogo y explicar el oficio de la poesía. Es decir, enseñar con el mal ejemplo.

Marco Antonio Millán dijo...

El autor no es anónimo, pero es tan menor que su nombre va en letra chiquititita...y sí, coincido en lo del mal ejemplo.