febrero 13, 2009

Abril tiene un hurón

Así es, Abril tiene un hurón. Un regalo de cumpleaños. Pronto Cecilio, el hurón, logró que Abril olvidara a Guadalupe, el pato. A los pocos días Cecilio se cansó de ser una simple mascota, un hurón más entre otros y decidió volverse una persona. Envidiaba todo lo que hacía Abril, su capacidad de editora, su trabajo de posproductora, que manejara su auto, que saliera sola a la calle, sus comodidades, su departamento nuevo y su lenguaje. Escuchaba atentamente cada palabra y observaba lo que hacía Abril y sus invitados, que de vez en vez los visitaban. Los imitaba.
Al cabo de varias semanas, Cecilio, por fin, se supo humano. Tuvo novia, aprendió a editar videos, a ir a la oficina, acudía a pagar al banco, a hacer las compras de la semana, a sacar su credencial de elector para votar en julio próximo, pues ya poseía su propia ideología política.
Un día notó que se había separado de las flores, de la tierra, que no podía trepar a su gusto y necesidad, que tenía que vestirse y simular tener cultura y un ego con rango...
Una noche Cecilio se despertó moviendo los bigotes de felicidad radiante: seguía siendo hurón. Un sueño nomás.

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