febrero 25, 2009

el negro, Elpidio

Fuerte, Elpidio,
confirmó en su ritual
mi fe.

Así que Elpidio, el negro, robusto
como era,
se batía, sin saberlo,
entre sus creencias y mi fe,
mi insospechada fe.

Mordía orejas en cariño desplazado.
Elpidio se acurrucaba al dormir,
sus inmensas manos
pisaban el sueño. Los suyos no.
El negro, Elpidio, de sinceras
expresiones limitadas
no ocultaba su cariño,
pulcro y oscuro,
como él.
Roca firme, imagen
de polvo y metal.
de balones deportivos
y un club con credencial.

No hay comentarios: