Vimos juntos,
con los ojos del buda,
el sufrimiento de los nuestros.
Y ahí estaba la luz
del príncipe
que desciende en el crepúsculo.
Lo sentíamos vibratorio
en su centro. Y sus manos
en las nuestras: pleno.
Cuántos cantos asimos
por la plegaria, cerca
de tu imperio y de tu raza.
Hermano, hermanito,
lleno eres de gracia.
abril 17, 2018
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