Nonoalco 48, altos E.
Diminuto pasillo de baldosas y celosías.
pequeñas láminas, de casas: techos.
Al balcón en la mirada, terreno baldío,
como anticipo de congreso en construcción.
Madrina ciega, rodeada de gatos, con hijas
procurando el agrado del pequeño grandulón.
Subir, a la entrada, escaleras de madera,
que al paso, azotaba, regaba, la acumulada tierra,
que caía, de golpe y segura, sobre
pobres habitantes de un ínfimo cuarto.
La ventana arriba, siempre,
demasiado alta y más lejana aún,
en el 2 de actubre, en que mi madre,
asustada, me cobijaba. Así era.
Ahora lo recuerdo todo.
octubre 22, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario