septiembre 09, 2008

Instantáneas II

Quizá ver sea un acto reiterativo de la memoria que implica identidad. Si no, qué podía significar que el cura Hidalgo la mítica noche de Dolores, enarbolara una bandera con la virgen de Guadalupe, pero, por vez primera, con un águila y una serpiente (que no sólo eran animales predilectos de Zarathustra). Morelos lo secunda y enaltece a los héroes mexicas vencidos por Cortés, desde entonces nuestras avenida lucen héroes aztecas, estatuas que el PRI y sus citadinos regentes pulirán con empeño. Imágenes aún de hoy, no científicas, sino algo más: de identidad colectiva. Iturbide, malogrado, también recurre a los mexica e impone nopal, serpiente y águila, en un extraño espectáculo de ejército afrancesado y estandartes trigarantes de corte indígena. (Acaso Iturbide hubiera logrado una buena aportación al show mediático de Beijin en este, su olímpico año). El siglo XIX mexicano será prolífico en re-presentar a la patria, en imaginarla mujer, indígena y bella. Claro, en el XX, María Félix y Dolores de Río, impondrán otro rumbo. La imagen es construir, imponer, reiterar, ceremoniar, una identidad construida. ¿Hay algún recurso que no nos haga pensar que la ciencia y sus imágenes siguieron una ruta semejante, incluso en México, donde hoy no se investiga sino que se llenan formatos? ¿Acaso los códigos del software construyen hoy nuestra identidad formateadora, donde el power point reina trigarantemente: comunicación, diseño y tecnologías de la información?

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